Cuando subimos por última vez al centro de Marmato para despedirnos y agradecerles a los mineros con los que habíamos trabajado, varios de ellos nos insistieron en que no los olvidáramos y nos dijeron que esperaban conocer los resultados de nuestro trabajo. Mostrar los resultados de una investigación antropológica, sin embargo, es un proceso lleno de obstáculos de toda clase. La práctica de publicar artículos académicos es quizá la forma más común de divulgar resultados. Pero ¿para quién escribimos cuando redactamos estos textos? Ciertamente no para nuestros sujetos de estudio, sino para otros pares académicos que juzgarán si nuestro trabajo mezcla de manera equilibrada los datos empíricos con elementos teóricos.
En el proceso de lograr una antropología más abierta, que converse con públicos más amplios y tenga un impacto mayor en la resolución de conflictos sociales, se necesita una antropología que esté al alcance de todos. Por eso decidimos construir el Índice de Antropología Abierta. A partir de ese índice, haremos una serie de entradas de blog reflexionando sobre los resultados. En esta primera entrada queremos presentarles el primer componente del índice: ¿qué tan libre es el acceso a las revistas de antropología?
Analizamos las revistas indexadas en Scopus (una base de datos de las revistas más leídas en el mundo) y calculamos el porcentaje de aquellas que son de acceso abierto. Estos son los principales resultados:
De las 324 revistas, 50 son de acceso abierto, lo que equivale a un 15,4%.

De las 50 revistas de acceso abierto, el 48% provienen del norte global (Estados Unidos y Europa Occidental)

De las 118 revistas indexadas de Estados Unidos, el 3% es de libre acceso.

De las 137 revistas indexadas de Europa Occidental, el 14,5% es de acceso abierto.

Las revistas latinoamericanas son las de mayor acceso libre con un 93%.

De las 83 revistas mejor calificadas (Q1), el 9,6% son de acceso abierto, mientras que en Q2 son el 20%, en Q3 son el 22%, y en Q4 son el 10,5%.

El camino hacia una antropología abierta es largo. Los resultados del índice muestran que las publicaciones de acceso abierto son una minoría. Además, los países con más recursos para invertir en investigación son los que más restringen el acceso a sus revistas. El porcentaje de publicaciones de acceso abierto en las revistas Q1 es incluso menor al porcentaje de revistas de libre acceso de la categoría Q4. A esto se le suma el hecho de que para que un artículo publicado en una revista de acceso restringido pueda ser leído por cualquier persona, su autor debe pagar una tarifa para que la revista de acceso libre al artículo.
Ahora, para abrir la antropología ¿es suficiente liberar el acceso de las publicaciones? La respuesta es no. El problema de fondo es el lenguaje complejo y difícil de entender con el que se ha intentado transmitir el conocimiento antropológico. Este lenguaje, de hecho, va en contra de la razón de ser de la antropología: la capacidad de entendernos a pesar de nuestras diferencias. Este Índice medirá la capacidad de los antropólogos de conversar con públicos diferentes y de reconectar un trabajo académico con la acción pública. Parte esencial de ser antropólogos es promover la comprensión mutua. Si nuestra labor es traducir la diferencia, sólo hemos llegado a hacerlo para nosotros mismos.
*Haz click aquí para descargar la base de datos con la que estamos trabajando.
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